Pedro que vivió con el Señor y fue testigo del Resucitado, se maravilla al ver la fe y el amor a Jesucristo de las primeras comunidades cristianas: «A él no lo habéis visto, y lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de vuestras almas (1 Pe 1, 6-9)».
Es un texto muy bonito y esperanzador. San Pedro no sólo le conoció, sino que fue objeto de una elección y amor muy especial por parte de Jesucristo… y a pesar de ello le falló. Esto es muy consolador para quienes me fallamos continuamente, aunque experimentemos su amor en tantas cosas pequeñas aun sin verle.
Muchas gracias por su post Don Jorge.
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